El poeta del martirio: Una vida de sufrimiento, un legado de belleza.

Cruz María Salmerón Acosta nació el 3 de enero de 1892 en El Guarataro, una pequeña población costera perteneciente a Manicuare, en el estado Sucre, Venezuela. Sus padres fueron Antonio Salmerón, un empresario pesquero y hacendado, y Ana Rosa Acosta. Desde su infancia, Salmerón Acosta mostró una sensibilidad especial y un profundo arraigo a su tierra natal, cuyas áridas y salinas costas cumanesas marcarían profundamente su obra.

Sus primeros estudios los realizó en la Escuela Municipal del distrito Capital y luego ingresó al Colegio Federal de Cumaná, donde se graduó de bachiller en 1910. Allí cultivó una profunda amistad con otro destacado poeta venezolano, José Antonio Ramos Sucre, a quien dedicaría su primer poema en 1911, titulado "Cielo y Mar". Este vínculo sería fundamental en su vida, representando un apoyo intelectual y emocional invaluable.

Con apenas 18 años, en 1910, Salmerón Acosta inició estudios de Derecho en la Universidad Central de Venezuela en Caracas. Sin embargo, en 1913, la dictadura de Juan Vicente Gómez ordenó el cierre de la institución, truncando sus aspiraciones de convertirse en abogado y obligándolo a regresar a Manicuare. Este hecho marcaría un punto de inflexión en su vida, alejándolo del ambiente intelectual de la capital y acercándolo a la soledad que caracterizaría sus últimos años.

Poco después, la lepra, enfermedad que en aquella época era sinónimo de marginación y profundo estigma social, se manifestó en su cuerpo. Este diagnóstico lo sumió en un aislamiento voluntario en la desolada playa de Manicuare. Allí, en una pequeña casa construida en lo alto de una colina con vista al mar, pasó los últimos diez años de su vida.

Con apenas 18 años, en 1910, Salmerón Acosta inició estudios de Derecho en la Universidad Central de Venezuela en Caracas. Sin embargo, en 1913, la dictadura de Juan Vicente Gómez ordenó el cierre de la institución, truncando sus aspiraciones de convertirse en abogado y obligándolo a regresar a Manicuare. Este hecho marcaría un punto de inflexión en su vida, alejándolo del ambiente intelectual de la capital y acercándolo a la soledad que caracterizaría sus últimos años.

En esa austera habitación, apenas amueblada con una sencilla cama y una tosca bañera de cemento –previsión ante la imposibilidad de bañarse en las aguas del mar debido a su enfermedad–, Salmerón Acosta, postrado en su lecho, continuó creando. Dictó versos de intensa belleza que exploran un amplio espectro de emociones humanas, desde la exaltación del amor más puro y sublime hasta el abismo de la tristeza, la soledad y el dolor físico. Su poesía, influenciada por el modernismo, se caracteriza por la sencillez de su lenguaje, la profundidad de sus sentimientos y una marcada dimensión mística.

A pesar del sufrimiento físico y el aislamiento social, Salmerón Acosta encontró en la poesía un refugio y una forma de trascender su propia condición. Su obra, compuesta principalmente por sonetos, es un testimonio conmovedor de la lucha del espíritu humano contra la adversidad. Entre sus poemas más destacados se encuentran "Cielo y Mar", "Anforas", "Manicuare", "El Poeta Enfermo" y "Los Peces".

Cruz Salmerón Acosta falleció el 30 de julio de 1929 en Manicuare, a la edad de 37 años, víctima de la lepra. Su legado poético perdura hasta nuestros días, convirtiéndolo en una figura emblemática de la literatura venezolana y un símbolo de resistencia ante el dolor y la adversidad. Se le conoce como "el poeta del martirio" y "el solitario de la cima de Manicuare", apelativos que evocan tanto su sufrimiento físico como su profundo aislamiento geográfico y social.