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Ruta de Vida de Luis Hurtado
Luis Del Valle Hurtado, nació en el Barrio San Francisco de Cumaná, el 12 de Enero de 1932, sus padres Juan José Acuña, oriundo de Cumanacoa, conocido editor, tipógrafo y periodista, fundador del Diario cumanés “El Renacimiento” y de Luisa Hurtado, nativa de Carúpano. Su vida siempre ha estado vinculada al disfraz, “...primero me disfrazaba de Indio, como a los 20 años trabajando en una tienda llamada Almacén La Princesa de la Avenida Bermúdez, allí me disfrazaba de payaso, de San Nicolás y luego por los años 1940 comencé a vestirme de Diablo..." Es también conocido como Tarzán, personaje popular que marcó una pauta en su vida al salir disfrazado como tal por las calles cumanesas. Se disfrazó también de Indio Colorao; igualmente hizo el papel de Drácula en algunas actividades y dramatizaciones. Pero en definitiva, es con sus dos escenificaciones de Diablo Rojo y Diablo Negro, que marcó un hito en la cultura popular sucrense y venezolana.
El equipo cinematográfico Nueva Andalucía le produjo un documental sobre su vida y su arte titulado “El Diablo de Cumaná”, dirigida por John Dickinson y premiada en diversos festivales de cine. Por esos años fue recocido como Mejor Actor Nacional cinematográfico de cortometrajes. Asimismo le fue conferido el Premio Nacional de Danza Folklórica 1984, la declaratoria de Patrimonio Cultural Viviente del Estado Sucre en 1994 y Maestro Honorario de la Universidad de las Artes UNEARTES en 2012.
El Personaje «El Diablo de Cumaná»
Cuenta que le llamaba mucho la atención los llamados Diablos Cara é totuma que por la época recorrían las calles de Cumaná con sus máscaras coloridas y su danza. En entrevista a Eleazar Guillen le relata “…Transcurrieron años y un día, observando una imagen de la lucha entre el bien y el mal y a San Miguel Arcángel que se reveló, sentí cierta atracción por esta figura. Con ese color, cachos y alas, hacía que muchos sintieran miedo. Me fui al viejo matadero que se encontraba en Caigüire y de allí tomé unos cachos que pegué en un sombrero de mi papá. Con varias cajas de cartón las reforcé, las uní, hice con ellas una alas como las del Diablo y con las cabuyas y alambres me hice un rabo, al final unté mi cuerpo con el polvillo, humo negro (hollín), tizne…” Se dice que su bautizo como el Diablo de Cumaná se dió por los años 1970, cuando junto a María Rodríguez y los Hermanos Chigüao se presentaron en el Palacio de las Industrias en Caracas.
El teatro, la música y la danza:
Según Ramón Yánez, Luis Hurtado con su creación de “Diablo humanizado” “…logró transformarlo en la representación de una de las tradiciones más populares del estado Sucre, que proyectando nuestra ciudad ha exhibido su mezcla de canto, danza, teatro, drama del pueblo”.
Al sonar de una perola o lata grande vacía, recipientes de aceite o manteca vegetal, percutido con dos baquetas definiendo unos repiques que le son característicos, creando o dándole fuerza al espacio espeluznante, recorre las calles fingiendo perseguir a la gente, luego va realizando algunas estaciones donde escenifica un ritual que comprende la danza, canto y parlamento. “Allá viene el Diablo por el callejón, en los cachos trae café y papelón, déjalo que venga, déjalo que venga”, lanzando luego una fuerte y característica carcajada: Ja, ja, ja, ja, ja… El parlamento o palabreo es un relato de sus acciones y reconocimientos propios, junto a consejos a los niños y adolescentes, es por ello que se autodenomina un “Diablo Bueno” por la transmisión de valores, es un maestro, un educador, un hombre polifacético, sensible y humano que deja de lado la maldad atribuida al Diablo que representa. En este ritual participa un tamborero (Aparicio o Emilio, sus tamboreros de trayectoria) y un indio, personaje que también forma parte del ritual.
La manifestación y la identidad cultural:
Los Diablos Danzantes de Corpus Christi de Venezuela recientemente fueron reconocidos como Patrimonio intangible de la humanidad por la UNESCO, su fuerza expresiva, la connotación mágica religiosa; en este caso la religiosidad popular conjuga diversos elementos de lo sagrado y profano; entre el bien y el mal. Aun cuando son dos manifestaciones distintas, no deja de ser un reconocimiento a toda la Diablada Venezolana. Los hechos humanos tienen sus alegorías temporales, la presencia de Luís Hurtado como Diablo Mayor sucrense se ha vinculado casi exclusivamente al carnaval, minando y multiplicando esta expresión, haciendo resurgir los llamados “diablitos” que constantemente vienen haciendo el preámbulo de las carnestolendas en todo el estado Sucre; el Carnaval, caracterizado como época para invertir roles, para el juego de burlas, para la expansión psicológica y los disfraces disparatados es el escenario natural de un creador sucrense que ha dedicado toda su vida a convivir y equilibrar el bien y el mal. Sin duda, estamos en presencia de una expresión genuina de la identidad cultural regional.
Luis Hurtado, el hacedor de loterías:
La lotería de fichas y cartones pintados artesanalmente constituye un juego muy popular en todo el Estado Sucre, el cual se convierte en punto de reunión para el juego y la distracción en los barrios urbanos, pueblos y caseríos, particularmente conozco algunas personas que las elaboran en Carúpano, Paria y Cumaná.
Es una costumbre arraigada en muchas comunidades el reunirse por las tardes o los fines de semana, en la casa de un vecino o en el patio y jugar a esta particular lotería. Luis Hurtado, desde los 14 años mantiene esta tradición producto de su extraordinaria creatividad e ingenio. Los llamados dibujos de los "cartones" anteriormente los pintaba en papel con lápices de colores que luego pegaba con almidón y goma arábiga, la cantidad de cartones van de 30 hasta 150. Hoy son elaborados de cartón de piedra o chapas de madera en tamaño aproximadamente de 9 x 13 cm. Con una distribución de 16 dibujos; en algunos casos poseen 8 dibujos (cuatro en el centro y cuatro en las esquinas). En figuras o fichas puede poseer entre 30 a 80, que antes pintaba igualmente en papel, recortadas y pegadas en las tapas de refresco de las Colas Sifón, hoy son pequeños círculos de madera pintados con esmalte. Las figuras de objetos y animales que posee son como los siguientes: Gallo, bandera, tres pelotas, pitajaya, mango, pájaro, pote épico, la culebra, el barco, la pluma, la escuadra, la copa, la escalera, el vaso, etc.
Una de las caras del cartón se lija y se pule, luego se le da una base de pintura de esmalte blanco, hasta dos o tres manos si es necesario, luego se cuadricula y se le dibujan y pintan las distintas figuras y representaciones. Cada cartón tiene un costo que debe ser pagado en cada jugada, mano o vuelta. Es un espectáculo el canto de las fichas, las cuales están todas en una bolsa de tela, a veces se hacen referencias a acciones para descubrir las fichas sin mencionarlas como por ejemplo: "está lloviendo" para referirse al paraguas, "la del sancocho" para la gallina, etc. y se va rotando entre cada uno de los jugadores en cada mano o vuelta, el cantador comienza diciendo “mano y bolsa” antes de meter la mano para sacar la primera ficha, que luego de repetirá hasta que “echan la lotería”. Desde su comunidad de Cochabamba, en Cumaná, Don Luis Hurtado aporta este juego que ha regado por toda Venezuela, para la distracción popular y el esparcimiento.
TEXTO AUTORÍA DE: ANTROPÓLOGO ALFREDO BELLO