Sobre el reloj
Se cumplen muchos años de la inauguración del famoso reloj de nuestra hermosa Iglesia de Santa Inés. Durante varios lustros el viejo cronómetro ha sido el más fiel guardián de la ciudad Primogénita.
Tan afamado reloj fue construido en la acreditada casa de «G. Borrel» de París, y fue donado al expresado Templo cumanés por el muy honorable y recordado conterráneo Señor Don Emilio Berrizbeitia Bermúdez, quien fue un destacado benefactor de la bella iglesia inesiana. El referido reloj posee cuatro esferas, siendo de una inestimable utilidad para los moradores de la ciudad del Manzanares, por ser el único reloj público que ha existido en nuestra tierra. Su costo fue una suma de consideración, dada la época en que fue adquirido.
En el periódico «La Instrucción Pública», órgano del Colegio Federal de Cumaná, en su edición correspondiente al 9 de mayo de 1896, encontramos este sencillo suelto de crónica, que nos informa acerca de la inauguración del viejo reloj: «En la mañana del domingo próximo pasado se inauguró un reloj colocado en una de las torres de la Iglesia de Santa Inés de esta ciudad, regalo del Señor Emilio Berrizbeitia».
Cuando ocurrió el terremoto del 17 de enero de 1929, trágico acontecimiento que destruyó completamente a nuestra ciudad, tres de las esferas del reloj quedaron paralizadas, habiendo seguido en marcha solo una, razon está por la cual pudimos apreciar con la mayor exactitud que el tremendo cataclismo había ocurrido a las 7 y 32 minutos de tan trágica como inolvidable mañana. Algunos meses después, cuando se llevaron a efecto las reparaciones que necesitó el Templo de Santa Inés, para corregirse los deterioros ocasionados por el gran movimiento sísmico mencionado, fue pintado en la otra torre gemela de la Iglesia, un reloj indicando a las nuevas generaciones y al curioso visitante la hora exacta en que quedó sumida Cumaná en el más lamentable acervo de ruinas; pero, como el Ave Fénix; ella se ha levantado muchas veces de sus ruinas, para vestirse con mayor hermosura y seguir cumpliendo su destino histórico. Hemos querido recordar el reloj de Santa Inés; que ha presidido nuestras horas de triunfo, como también momentos de angustias. Sus finas campanas han sido cantadas por más de un romántico vate, en versos de impecable factura y armonioso estro.
Este viejo guardián de nuestra tierra presta sus servicios a todos por igual, y es algo tan querido de los cumaneses, que, cuando por alguna circunstancia se paralizan sus agujas, momentáneamente, parece que hubiera dejado de palpitar el noble corazón de la ciudad.
Quiera Dios, que nuestro Cronos siga por muchos años más cumpliendo su misión de señalar el tiempo a los que nos acobijamos bajo el cielo siempre azul de la tierra cumanesa.
Ubicación:
Cómo llegar:
• Sanabria A. (1964). Visiones de la ciudad primogénita. Caracas - Venezuela. Editorial Arte.
Geolocalización: