General Domingo Montes
Destacado paladín de la Guerra de Independencia
El General de Brigada Domingo Montes nació el 01 de noviembre de 1784 en la calle “Úrica” del histórico barrio “San Francisco”, en la ciudad de Cumaná. Hijo legítimo de Domingo Montes y Doña Rita Malaret.
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Contenido
Biografía
El General de Brigada Domingo Montes, nació el 01 de Noviembre de 1784 en la calle “Úrica” del histórico barrio “San Francisco”, en la ciudad de Cumaná. Hijo legítimo de Domingo Montes y Doña Rita Malaret.
Brillante fue la carrera de Domingo Montes. Destacado paladín de nuestra guerra magna, especialmente en el oriente de la república, que lo recuerda y lo honra como uno de sus más valientes hijos. Su servicio militar al lado de los brillantes, General en Jefe, José Francisco Bermúdez, Santiago Mariño, Antonio José de Sucre, Francisco Vicente Parejo y Bernardo Bermúdez lo perfilan como un militar de valía y de gran actividad en los campos de batallas.
El municipio Montes, que con tanto orgullo lleva su nombre glorioso, vio al indomable guerrero luchar en continuas campañas llenas de proezas y singular heroísmo, muchas veces estuvo acompañado por aquel olvidado militar digno de mayor recuerdo el Coronel Inocencio Villarroel, quien fue incansable luchador en las regiones de las antiguas provincias de Cumaná y Maturín.
Existen todavía, en la región de Cumanacoa, recuerdos y vestigios materiales de la independencia; todo demuestra que, entre los años 1815 y 1821, los indios Coacas participaron en la lucha libertadora.
En 1815, las misiones de Cumanacoa habían sido abandonadas, sus corregidores y sus párrocos, los Capuchinos Aragoneses, habían huido o caído prisioneros de los insurgentes.
El prefecto de las misiones, Francisco de Aliga, fue conducido a pie bajo escolta, de Caracas al Puerto de la Guaira, y desde allí juntos con otros religiosos, fue repatriado a España.
Los Indios Coacas estaban libres y retornaron a la primitiva independencia de sus antiguas montañas. Cumanacoa cambio de manos dos veces en los años siguientes.
En 1812, el día 23 de Agosto, los realistas se hicieron fuertes en el valle de Cumanacoa, como en Cariaco, en Carúpano y en Río Caribe, proclamaron el rey e izaron el pabellón de España, obligando a Cumaná a capitular ante los comisionados de su Majestad, Don Eusebio Antoñanzas se instaló como gobernador de la provincia. En Julio de 1813, recibe un ultimátum de Santiago Mariño y le contesta que prefiere morir primero que sucumbir, y le advierte que tiene balas, pólvora, brazas y voluntad, y en Cumanacoa 500 nombres que siguen la retaguardia. Sin embargo en su comunicación del 16 de Agosto de 1813 a Simón Bolívar, Mariño, ya instalado en Cumaná, informa que ha atacado y vencido a la tropa de Antoñanzas en Cumanacoa y que es dueño de Cumaná.
Cuando Mariño desembarcó a su vez en Cumaná, en 1815; para tomar de nuevo la capital de la provincia en nombre de su monarca, Cumanacoa lanzó el grito de resistencia. El paisano Villarroel levantó, con patriotas y con indios, su famosa guerrilla que, desde las aldeas de Quebrada Seca, San Fernando y Salsipuedes, impidió a los españoles que llegaban bajando por la Cuesta del Imposible, entrar al reducto rebelde. Luego Villarroel se vio obligado a rendirse finalmente al Gobernador de Cumaná y fue fusilado mientras los españoles enviaban apresuradamente a Cumanacoa la guarnición que tenían de reserva en Maturín.
En 1817, Cumanacoa fue libertada por segunda vez y definitivamente, el General Bermúdez, nombrado Comandante General y Gobernador de Cumaná por los insurgentes, se situó en aquella ciudad hasta mayo de 1818, fecha en la cual se retiró a Maturín y fue reemplazado en la plaza por el Coronel Domingo Montes, que mantuvo allí el bastión insurgente por tres años. Prosiguió la Guerrilla sin descanso, hasta la victoria final y la caída de Cumaná (1821). Durante la resistencia muchos indígenas de Cumanacoa se integraron a las fuerzas patriotas para derrocar la tiranía, conquistando por si mismo la Independencia, terminaron misiones y encomiendas; de las cuales siempre se habían fugado para ser de nuevo recogidos en las montañas por los soldados y religiosos.
Después de tan brillante campaña y de tanto sacrificio en pro dela Guerra Magna. El Coronel Domingo Montes muere asesinado en cobarde emboscada en el sitio denominado Cascajal, cerca de Cumaná, el día 28 de Septiembre de 1827, a los 43 años de su meritoria existencia. Ocho días después de su trágica muerte, llego a Cumaná, al despacho del General de Brigada el grado que le otorgaba el gobierno de la República de Colombia, Montes era Coronel desde el año 1817, con cuyo grado lo exalta a la posteridad.
El General Domingo Montes, cayó en la encrucijada de la Guerra Civil cuando apenas se abogaba en el aire con motivo del viejo solar de epopeya, el eco de los últimos disparos, victima de las primeras asonadas que agitaron la vida de la República. El héroe pasó sin manchas a la posteridad, con el relieve histórico de sus épicas, blasón esclarecido de la lucha por la Independencia, y timbre de justo orgullo para la ínclita ciudad oriental. La muerte de Montes ocurrió conforme aparece en la comunicación que el mismo Mariño dirigió a Páez el día del trágico acontecimiento:
“Ahora que serán las cinco de la tarde, recibido el parte que habiéndose separado el señor Coronel Domingo Montes, con solo cuatro dragones con dirección a esta plaza, encontró como a media legua distante a ella una partida de facciosos que le dieran muerte. Este suceso ha sido pagado altamente sensible a todo el cuerpo de fuerza armada existente aquí, no ha sido menos a esta comandancia general, ya que por las buenas circunstancias que adornaban a aquel jefe como por la notable falta que nos hace en la presente crisis de consternación en que se encuentra esta ciudad y tanto que en estos momentos apenas encuentro un buen oficial que le suceda.”
Hoy los restos del general Domingo Montes, reposan en el panteón Nacional por gestiones del ayuntamiento cumanés.
Brillante fue la carrera de Domingo Montes. Destacado paladín de nuestra guerra magna, especialmente en el oriente de la república, que lo recuerda y lo honra como uno de sus más valientes hijos. Su servicio militar al lado de los brillantes, General en Jefe, José Francisco Bermúdez, Santiago Mariño, Antonio José de Sucre, Francisco Vicente Parejo y Bernardo Bermúdez lo perfilan como un militar de valía y de gran actividad en los campos de batallas.
El municipio Montes, que con tanto orgullo lleva su nombre glorioso, vio al indomable guerrero luchar en continuas campañas llenas de proezas y singular heroísmo, muchas veces estuvo acompañado por aquel olvidado militar digno de mayor recuerdo el Coronel Inocencio Villarroel, quien fue incansable luchador en las regiones de las antiguas provincias de Cumaná y Maturín.
Existen todavía, en la región de Cumanacoa, recuerdos y vestigios materiales de la independencia; todo demuestra que, entre los años 1815 y 1821, los indios Coacas participaron en la lucha libertadora.
En 1815, las misiones de Cumanacoa habían sido abandonadas, sus corregidores y sus párrocos, los Capuchinos Aragoneses, habían huido o caído prisioneros de los insurgentes.
El prefecto de las misiones, Francisco de Aliga, fue conducido a pie bajo escolta, de Caracas al Puerto de la Guaira, y desde allí juntos con otros religiosos, fue repatriado a España.
Los Indios Coacas estaban libres y retornaron a la primitiva independencia de sus antiguas montañas. Cumanacoa cambio de manos dos veces en los años siguientes.
En 1812, el día 23 de Agosto, los realistas se hicieron fuertes en el valle de Cumanacoa, como en Cariaco, en Carúpano y en Río Caribe, proclamaron el rey e izaron el pabellón de España, obligando a Cumaná a capitular ante los comisionados de su Majestad, Don Eusebio Antoñanzas se instaló como gobernador de la provincia. En Julio de 1813, recibe un ultimátum de Santiago Mariño y le contesta que prefiere morir primero que sucumbir, y le advierte que tiene balas, pólvora, brazas y voluntad, y en Cumanacoa 500 nombres que siguen la retaguardia. Sin embargo en su comunicación del 16 de Agosto de 1813 a Simón Bolívar, Mariño, ya instalado en Cumaná, informa que ha atacado y vencido a la tropa de Antoñanzas en Cumanacoa y que es dueño de Cumaná.
Cuando Mariño desembarcó a su vez en Cumaná, en 1815; para tomar de nuevo la capital de la provincia en nombre de su monarca, Cumanacoa lanzó el grito de resistencia. El paisano Villarroel levantó, con patriotas y con indios, su famosa guerrilla que, desde las aldeas de Quebrada Seca, San Fernando y Salsipuedes, impidió a los españoles que llegaban bajando por la Cuesta del Imposible, entrar al reducto rebelde. Luego Villarroel se vio obligado a rendirse finalmente al Gobernador de Cumaná y fue fusilado mientras los españoles enviaban apresuradamente a Cumanacoa la guarnición que tenían de reserva en Maturín.
En 1817, Cumanacoa fue libertada por segunda vez y definitivamente, el General Bermúdez, nombrado Comandante General y Gobernador de Cumaná por los insurgentes, se situó en aquella ciudad hasta mayo de 1818, fecha en la cual se retiró a Maturín y fue reemplazado en la plaza por el Coronel Domingo Montes, que mantuvo allí el bastión insurgente por tres años. Prosiguió la Guerrilla sin descanso, hasta la victoria final y la caída de Cumaná (1821). Durante la resistencia muchos indígenas de Cumanacoa se integraron a las fuerzas patriotas para derrocar la tiranía, conquistando por si mismo la Independencia, terminaron misiones y encomiendas; de las cuales siempre se habían fugado para ser de nuevo recogidos en las montañas por los soldados y religiosos.
Después de tan brillante campaña y de tanto sacrificio en pro dela Guerra Magna. El Coronel Domingo Montes muere asesinado en cobarde emboscada en el sitio denominado Cascajal, cerca de Cumaná, el día 28 de Septiembre de 1827, a los 43 años de su meritoria existencia. Ocho días después de su trágica muerte, llego a Cumaná, al despacho del General de Brigada el grado que le otorgaba el gobierno de la República de Colombia, Montes era Coronel desde el año 1817, con cuyo grado lo exalta a la posteridad.
El General Domingo Montes, cayó en la encrucijada de la Guerra Civil cuando apenas se abogaba en el aire con motivo del viejo solar de epopeya, el eco de los últimos disparos, victima de las primeras asonadas que agitaron la vida de la República. El héroe pasó sin manchas a la posteridad, con el relieve histórico de sus épicas, blasón esclarecido de la lucha por la Independencia, y timbre de justo orgullo para la ínclita ciudad oriental. La muerte de Montes ocurrió conforme aparece en la comunicación que el mismo Mariño dirigió a Páez el día del trágico acontecimiento:
“Ahora que serán las cinco de la tarde, recibido el parte que habiéndose separado el señor Coronel Domingo Montes, con solo cuatro dragones con dirección a esta plaza, encontró como a media legua distante a ella una partida de facciosos que le dieran muerte. Este suceso ha sido pagado altamente sensible a todo el cuerpo de fuerza armada existente aquí, no ha sido menos a esta comandancia general, ya que por las buenas circunstancias que adornaban a aquel jefe como por la notable falta que nos hace en la presente crisis de consternación en que se encuentra esta ciudad y tanto que en estos momentos apenas encuentro un buen oficial que le suceda.”
Hoy los restos del general Domingo Montes, reposan en el panteón Nacional por gestiones del ayuntamiento cumanés.