En las primeras décadas del siglo XX, en la primogénita ciudad de Cumaná, un grupo de señoras desde sus respectivas viviendas, fabricaban tabacos que luego le vendían a la señora Aranguren, quien también fabricaba tabaco y además, le suministraba a las señoras la materia prima (la capa, el capote, la picadura, y todo lo que necesitaran para la fabricación del producto). Luego, estos tabacos eran anillados y vendidos a muchos clientes, sobre todo a los hombres de mar, pescadores y mercantes, quienes degustaban de buen tabaco en plena faena marina. Para ese entonces la carretera Puerto La Cruz – Cumaná no existía, es por esa razón que la actividad marinera, sobre todo la de cabotaje, era muy intensa.

Gracias a la iniciativa de la señora Aranguren, abuela del hoy presidente de la empresa de tabacos, Miguel Patiño, nace la fábrica de tabacos que para la época tenía otro nombre borrado por el paso del tiempo de la memoria colectiva de los cumaneses. La señora Aranguren y el señor Patiño trajeron al mundo 8 hijos, y el menor de ellos, Crispín (padre de Miguel Patiño) fue el que se interesó por el negocio de los tabacos. Con el conocimiento heredado de su familia, Crispín Patiño Aranguren, fue conformando una fábrica de tabacos más grandes, con buenas instalaciones y con más equipos que le ayudaban a procesar mejor la materia prima, a producir mejor picadura y a moldear mejor el tabaco. Además, mejoró la presentación del producto, organizó la empresa y abrió canales de comercialización al mayor.

La historia se repite, Miguel Patiño Rivas, hijo de Crispín, le atrae el negocio de los tabacos, se queda con su papá en la fabrica aprendiendo todos los detalles de cómo se fabrica, desde la selección de las hojas, pasando por la elaboración de la picadura hasta el empaquetado y comercialización del mismo.

Miguel Patiño introduce sus productos en el mercado de los Estados Unidos. Logra cautivar a muchos consumidores norteamericanos con su tabaco Premium “Crispín Patiño” nombrado así en honor al padre de Miguel, y quien fuera también hasta hace unos años presidente de la fábrica. A pesar de las vicisitudes en el afán de penetrar el mercado gringo, Miguel Patiño ha sabido mantener su producto Premium deleitando a los consumidores en ese país y competir “cuero a cuerpo” con los mejores del mundo. Ésta es una de las razones que llenan de orgullo a los dueños y trabajadores de la Fábrica de Tabacos Bermúdez y a todo los cumaneses.